Madera, un elemento estructural

Madera, un elemento estructural

Madera, un elemento estructural

La madera puede que sea uno de los elementos más antiguos en el mundo de la construcción. Sus diferentes aplicaciones lo han hecho perdurar a lo largo de los años.

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De los materiales de construcción tradicionales y actuales, podemos decir que sólo la madera es un material estrictamente natural, si bien el material natural puede ser tratado industrialmente -cosa bastante reciente- para mejorar sus prestaciones.

Básicamente, todas las maderas tienen la misma composición, en fibras de lignito que crecen longitudinalmente según el tronco y que aumentan en capas según el espesor. De la densidad de tales fibras dependen la densidad y la resistencia de la madera.

La madera tiene un comportamiento ligado al tiempo y al grado de humedad del ambiente que es muy importante. La madera se cansa con el tiempo, lo que significa que si para cargas instantáneas resiste una tensión, manteniendo dichas cargas a lo largo del tiempo, la tensión que puede resistir finalmente será menor.

Es decir, que si para una carga instantánea la madera se rompe, si es con una carga mantenida a lo largo del tiempo, hará falta una carga menor que la anterior para que se rompa igualmente.

Las deformaciones instantáneas, al cabo del tiempo, y sin que aumenten las tensiones, acaban por aumentar espontáneamente una cierta cantidad, que depende de la humedad ambiente.

Para que la madera pueda ser suficientemente eficaz como material de construcción ha de montarse en piezas de manera que las fuerzas se alineen con las fibras de la madera y con unas piezas sobreabundantes para que al cabo del tiempo ni se rompa ni se deforme excesivamente.